Jaque al euro

Son muchos los medios que titulan esta semana que entra como "la semana definitiva del euro", como que el euro se va desintegrar si no pasa algo esta semana. La verdad es que se está generando una importante presión, pero nada más lejos del afán de algunos focalizado hacia los medios de comunicación. Estados Unidos hace énfasis en evitar una posible crisis que pudiera salpicarle y, para ello, pone contra las cuerdas a cualquiera de los que se encuentren cerca del punto de mira del mercado; lo que en mi opinión no deja de ser una cortina de humo para distraer la atención.

Esta semana tendrá mucho movimiento: empezando por los planes de ajuste italianos y acabando en la cumbre europea de jueves y viernes, en la que se tratará de dar a conocer el plan maestro que salvará al euro de un nostradamus prematuro. ¿Cuántas veces no abremos escuchado cosas semejantes? La verdad es que, en los tiempos que corren, no es tan estrepitoso pensar en que cosas así puedan suceder, pero la verdad es que no es el escenario más probable.
 
 Pensemos en la siguiente situación:

Somos una pequeña empresa europea, de esas que exportan la mitad de lo que produce, por no decir todo. El riesgo para la supervivencia de esa empresa si se rompiera el euro sería elevado. Una fragmentación del euro supondría un retorno a múltiples monedas, introduciendo en las operaciones de la empresa el riesgo cambiario. Esto no se quedaría así, ya que la empresa, al tener un tamaño reducido, tiene una dificultad extra a la hora de llevar a cabo operaciones de cobertura y, por si fuera poco, a causa de la fragmentación y de los cambios sufridos en las divisas, en los dos principales países en los que vendía ya no es competitivo,
pues al cambio se ha vuelto mucho más cara que sus competidores.

¿Creeis que no hay miles de empresas en esta situación?
Pues bien, ellas son el motor de los países.

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